Dos de las principales preocupaciones de prácticamente toda la industria en la actualidad son la seguridad y conseguir una mayor eficacia en los procedimientos empleados. Para conseguirlo llevan tiempo intentando poner en práctica diversos sistemas. Con ellos han conseguido avanzar en algunos aspectos, pero no como desearían. De lo que se han dado cuenta es de que para mejorar necesitan datos de sus sistemas de producción. Después, analizándolos, podrán llegar a conclusiones sobre las medidas a tomar para mejorar en ambos campos. Y esto sólo pueden conseguirlo de una manera: mediante la automatización industrial.

Automatización industrial: clave para conseguir datos

Para lograr los datos necesarios para que las plantas de producción ganen en seguridad y eficacia hay que conseguir generarlos. Pero para poder hacerlo, es necesario automatizarlas, y que sean las máquinas las que generen estos datos. Con este paso, además, no sólo se conseguirá más información. También se dotará a las fábricas de la capacidad de fabricar productos cada vez más personalizados. E incluso de generarlos a demanda, según las necesidades del mercado.

Una mayor automatización, con un mayor número de sensores para medir variables de la producción y generar datos asociados, produce más información. De hecho, el nivel de automatización industrial que se puede alcanzar permite monitorizar todos los aspectos de la producción. También incide en una mayor productividad ya que se acelera la producción. Pero el análisis de los datos obtenidos hace que esta producción, además de ser más numerosa, sea también más segura.

Datos para una mayor seguridad

El análisis de los datos recabados por las máquinas permite detectar fallos de funcionamiento. Pero no solo cuando se estén produciendo. También, a partir de descensos inexplicables del rendimiento, y otra irregularidades, antes de que se produzcan. De esta manera, se evitan fallos que perjudiquen no sólo a la producción, sino también a la seguridad de los trabajadores. Arreglar los problemas antes de que se produzcan, o en un primer momento, se puede hacer de forma planificada y controlada. Por lo tanto, ni afectan a la producción más de lo necesario, ni perjudican a los empleados.

Además de la automatización industrial que consiste, por ejemplo, en utilizar máquinas más «inteligentes», también se puede utilizar otro tipo de automatización. En concreto, la de la supervisión de las tareas de producción, para que se lleven a cabo de manera óptima. Y de recabar datos sobre el estado de las mismas. Como es obvio, esto no quiere decir que en las plantas de producción se deba prescindir de los trabajos de los supervisores.

En vez de eso, se puede optar por un sistema de supervisión en el que trabajen los humanos y las máquinas, con las máquinas recopilando datos y los humanos analizándolos y programando máquinas y supervisores para aplicar los cambios necesarios. Por ahora, este tipo de supervisión combinada no está muy extendido, pero todo apunta a que esta situación, con humanos revisando y controlando la información que producen este tipo de bots de control automático, cambiará a medio plazo. La automatización industrial dará, con esto, un paso más allá, al igual que la seguridad y la productividad.