Hay una gran cantidad de nuevas tecnologías y avances preparadas para las fábricas del futuro. Y no solo suponen un desafío para los empleados de las compañías que trabajan en ellas. También lo serán para los directivos de las empresas que abracen la que se ha dado en denominar cuarta revolución industrial. La adopción de las empresas dedicadas a la fabricación y manufactura de todo tipo de productos que se decidan por adoptar la industria 4.0 tienen todo a su favor. Podrán reinventar su negocio y adaptarlo al futuro. Pero es más sencillo decirlo que hacerlo.

Es grande la cantidad de innovaciones y tecnologías nuevas de gran calado que es necesario adoptar. Haciéndolo, conseguiremos que las fábricas entren en la cuarta revolución industrial. Se incorporarán robots autónomos, Internet de las Cosas, la Nube, Big Data, la ciberseguridad, la realidad aumentada, etc. Tanto empleados como directivos tendrán que aprender una serie de habilidades y procesos nuevos. Además, no solo habrá que cambiar en muchos casos el modo de trabajar. Habrá que cambiar también la gestión de la producción y de la empresa. Esta tarea está en manos de los directivos de las empresas.

Pasos a dar por los directivos para adaptarse a la industria 4.0

Los directivos de las fábricas que adopten la cuarta revolución industrial deben esforzarse en trasladar a los empleados la ilusión. Ellos, lógicamente estarán un poco perdidos al principio. Deben compartir la sensación de que todos los cambios van a ser positivos para su futuro y el de la empresa. Y examinar los cambios que la adopción de nuevas tecnologías va a ocasionar en su empresa.

Según varios estudios, la mayoría de directivos opinan que el trabajo en equipo va a pasar a ser más importante en las fábricas 4.0. Además, las ideas de los clientes tendrán mucho más peso. ¿Cómo? Gracias a la ingente cantidad de datos que las empresas van a poder analizar. Y que las redes de contactos y colaboración van a ocupar un papel mucho más relevante. Y no solo las internas de una compañía. También la que hay entre empresas de un mismo sector o de sectores complementarios.

Por lo tanto, el mayor desafío al que se enfrenta la industria 4.0 es la gente. Gran parte del éxito de los cambios depende no solo de la formación que se proporcione a las plantillas. También del grado de competencias digitales que pueden asumir sus directivas. Asimismo, de la reorganización de su estructura para incorporar cargos como Responsable de Tecnología (CTO) o Responsable de Información (CIO). También de los cambios en la manera en que la dirección trabaja. En la industria 4.0 las directivas han de cambiar su manera de interactuar. El CEO y el CFO de la compañía tendrán que trabajar con el CIO de forma conjunta. Así, podrán planificar la estrategia del desarrollo de negocio. También es básico, una vez que la dirección ha asimilado los nuevos roles y la forma de trabajar, comunicar los cambios a los empleados de manera clara y positiva.

Los empleados y su directiva deben tener claros los cambios. Tienen que entenderlos perfectamente y comprender el papel que cada uno juega en ellos. Entonces llega la hora de mirar hacia afuera, con el objetivo de hacer nuevos contactos y redes entre empresas. Y, si las hubiese, fortalecerlas. Las posibilidades que la cuarta revolución industrial ofrece a las compañías para compartir información y recursos y colaborar son uno de los caminos que permitirá aprovechar todas las posibilidades de las fábricas inteligentes.

Tras establecer redes con otras empresas, llega el momento de incorporar a los clientes y proveedores a la compañía. Así, se podrá compartir información y datos entre todos. A esto se le conoce como «empresa ampliada». Se trata de un proceso largo y complicado, y no exento de problemas. Pero, para las empresas, es importante afrontar estos cambios para avanzar y obtener todos los beneficios de la industria 4.0.