A menudo, las expresiones fabricación aditiva e impresión 3D se utilizan como si fuesen sinónimas. Pero no lo son. Por poco, pero no hacen referencia exactamente a lo mismo. Hay varias diferencias entre las dos. La primera, el ámbito en el que se utilizan. Así, la impresión 3D es más común en ámbitos amateur, caseros y de pequeños profesionales. Mientras, la fabricación aditiva se utiliza más en el ámbito de la empresa.

La impresión 3D, que viene directamente del prototipado rápido, permite fabricar piezas y objetos de todo tipo en tres dimensiones con rapidez. Pero generalmente, en cantidades limitadas. No sucede lo mismo con la fabricación aditiva, que da la oportunidad de conseguirlos con más rapidez. Y no solo empleando una técnica de fabricación, como sucede con la impresión 3D. Sino que este tipo de fabricación utiliza todo tipo de técnicas de las que se utilizan mediante la adición o suma de materiales.

Impresión 3D: objetos tridimensionales sin salir de casa

Hace ya algunos años comenzaron a aparecer las denominadas impresoras 3D. Estas permitían obtener en cualquier domicilio objetos en tres dimensiones a partir sobre todo de diversos componentes plásticos. Todo gracias a una tecnología no muy complicada, que a partir de un archivo con un diseño de una pieza u objeto era capaz de «imprimir» una copia tridimensional del mismo. Su precio no era muy elevado, lo que las ha popularizado bastante. Tampoco su tamaño era excesivamente voluminoso, lo que propició que se hayan podido instalar en prácticamente cualquier parte. Eso sí, esto hace que tengan algunas limitaciones. Sobre todo, en cuanto a las dimensiones de lo que pueden imprimir.

Generalmente, para la obtención de piezas y objetos con este tipo de impresoras, se utiliza, como hemos mencionado un material plástico. Para ello, las impresoras pueden utilizar diversas técnicas. Generalmente estas son dos. La primera consiste en el depósito de gotas sobre una base siguiendo un patrón. Estas después se solidifican con rapidez por la acción de la luz sobre ellas. La segunda, en la colocación de manera sucesiva, en el punto en el que dice el archivo con la imagen del objeto a imprimir a la impresora, de un filamento fundido y flexible que se queda duro y sólido pasado un breve espacio de tiempo.

Fabricación aditiva: un paso más allá

Este método va un paso más allá de la impresión 3D. De hecho, esta es solo una parte. La fabricación aditiva es, por así decirlo, el sistema genérico de obtención de objetos en tres dimensiones a base de agregar capas del material deseado en cada caso de manera que vaya adoptando la forma y el aspecto deseado. Todo de manera independiente a la tecnología y los materiales empleados para ello. Puesto que se pueden utilizar varios en cada caso. Eso sí, las técnicas que se utilizan tienen un aspecto destacado: son más complejas que las que se utilizan en impresión 3D.

Con la fabricación aditiva no solo se pueden obtener objetos de plástico o cera, como con la impresión 3D. Incluso se pueden conseguir objetos de metal. De esta manera se pueden obtener elementos de mayor y mejor aspecto y resistencia. También se pueden abordar proyectos de mayor complejidad, y en los que se precisen fabricar más elementos y en menos tiempo. Frente al ámbito en el que se usa la impresión 3D, en empresas pequeñas o en asociaciones o el ámbito doméstico, la fabricación aditiva se emplea en sectores industriales, en medicina avanzada e incluso en la industria aeroespacial.

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