Las siguientes líneas se han dedicado a explorar las formas en que los robots actúan como agentes del cambio, tanto de su categoría como de la fabricación en general. Hay mucho que decir sobre las formas en que esas transformaciones están ocurriendo actualmente, y todo ello está muy bien. Hay un caso, sin embargo, que lo que está por venir para la robótica en la industria 4.0 o el Internet Industrial de las Cosas (IIOT) es donde la emoción real tendrá lugar. En el IIOT, los robots que combinen mente y máquina cambiarán la forma en que se producen los bienes y todo el negocio de la manufactura en general.

En el Internet Industrial de las Cosas, las fábricas más ágiles son impulsadas por el big data, que incluye mediciones de calidad, retroalimentación del mercado y señales de demanda en tiempo real. En estas fábricas del futuro, la planta de producción estará vinculada al backoffice, el cual estará vinculado al cliente y a los proveedores. El flujo de información entre estos centros hará que los negocios se realicen más rápida, eficiente y rentablemente, porque sentirán, responderán y actuarán más rápidamente a los cambios en las condiciones del mercado, la demanda de los clientes y la variabilidad interna.

Lograr estas aspiraciones puede llegar a ser desalentador ya que supondrá una gran disrupción para el sistema actual. Se sabe de una empresa que invirtió 1 millón de dólares en IIOT y luego se dio cuenta de que estaban recogiendo los datos equivocados. Otra comentó que sus ejecutivos estaban muy entusiasmados y apostaban fuertemente por desplegar el big data, pero cuando se les preguntó qué planeaban hacer con los datos, la respuesta fue un encogimiento de hombros y un silencioso «No sé». Eso no puede funcionar.

Para las empresas que fabrican cosas, el proceso de fabricación es la sangre del negocio. Tiene que funcionar cada día y entregar resultados. Los fabricantes deben contar con una manera de aprovechar las tecnologías modernas con un riesgo mínimo, y los robots inteligentes y colaborativos son la respuesta.

 

Construyendo el Internet Industrial de las Cosas desde abajo

Aquí es donde entran los robots basados en el comportamiento. Aprovechando la tormenta perfecta entorno a los sensores de bajo coste, dispositivos, potencia de procesamiento, almacenamiento de datos, conectividad y maneras de manejar grandes datos, estos robots hacen posible comenzar con una sola célula de trabajo, sin necesidad de realizar cambios significativos en el contexto de la fábrica.

El modelo se basa en el crecimiento orgánico. Los fabricantes pueden agregar más componentes a la célula de trabajo,  y luego agregar más células. Una vez que una célula de trabajo se está ejecutando, los fabricantes pueden utilizar el rendimiento nativo, la recopilación de datos de tareas y la introspección para proporcionar sobre la marcha ajustes sobre la tarea que podrían originarse en la nube. Comenzaría a pequeña escala, con una conciencia  situacional localizada, como «esta parte ya no está aquí, haz algo al respecto».

Este conjunto de células crecerá, gracias a la conectividad de la nube, la computación de procesos a gran escala, el aprendizaje profundo y otros análisis avanzados para agregar datos estructurados y no estructurados y compartir el aprendizaje con otros robots dentro y entre otras fábricas.

Este diseño permite que una organización despliegue con seguridad una nueva tecnología, aprenda de la experiencia y modifique sus acciones basándose en el aprendizaje realizado. No hay que realizar una gran apuesta y ello es bueno para las empresas. Los fabricantes no pueden esperar al final de una implementación enorme para ver el valor que ésta otorga, tiene que ser creado a lo largo del camino.

Construir el Internet Industrial de las Cosas de abajo hacia arriba representa una enorme desviación de las implementaciones de robots industriales tradicionales que van de arriba hacia abajo, duran varios años y son multimillonarias. Más importante aún, permite a los fabricantes construir operaciones donde la productividad y la capacidad aumentan y los costes son más bajos. A medida que los robots se tornen «más inteligentes», acelerarán nuestra capacidad de sacar más provecho a todos los aspectos del negocio porque seremos más ágiles y más capaces de satisfacer a los clientes donde quiera que se encuentren.